No hace falta que diga que fue un primo mío, yo una vez estuve en un puticlub. De carretera, para más señas. De esto hace 25 años. Noche aburrida de eterno verano en el pueblo con los amigos de siempre (que ahí siguen) Tir (lo siento amigo, sales en la foto), o su tío bromean ¿y si nos vamos al pueblo de al lado a tomar una cerverza? Pereza me daba. El pueblo, aclaro, siempre tuvo una ristra de camiones aparcados en la carretera y más putas que vírgenes. Allá que fuimos. Como me temía el tío de mi amigo se encamina hacia la puerta de uno de los muchos puticlubs de la aldea. Como corderitos divertidos fuimos detrás. Lo que ocurrió lo tengo confuso, lucho por encontrar un hilo narrativo, pero pasados tantos años solo tengo trazos: la cortina suave de color rojo y rojo oscuro que parecía la mismísima capa de Drácula, el olor a desinfectante, lo orondos clientes tonteando con las profesionales, un posadero al estilo tasca de pueblo tras la barra. A ella nos acercamos y pedimos. Un botellín ¡ toma glamour ! 250 pesetas de las de antes. Ya me jodí la asignación semanal. Me pegué a una pared y observé con la esperanza de no ser observado. Pero una mujer, profesional, lógicamente, me echó el ojo. Se acercó lentamente. Me gustaría decir que podía ser mi madre, pero es que ¡podía ser mi abuela! con su mismo pelo negro y canoso y todo. Después pude comprobar, cuando hicieron la exposición monográfica en Madrid, que Botero había estado en el mismo sitio antes que yo. Llevaba una minifalda que hacía las veces de faja, pero sin suerte, y una especie de top que apenas si podía contener sus prominentes pechos, evidentemente agotados de tantos años de trajín ¿Me invitas a algo? me dijo ya muy cerquita de mis temblores. Al abrir la boca vi que le faltaban dos dientes. Me imaginé que dentro podía colarme. Por un momento me vi fagocitado por aquella meretriz. Las rodillas empezaron su curso acelerado de percusión y carraspeé con la intención de decir algo. Pero no hizo falta. La mujer entendió dos cosas tajantes para su negocio: la primera que aquello no se iba a levantar ni apuntalándola, y la más importante, que en mi cartera apenas si había para pagar la cerveza que temblaba en mi mano. No sé el tiempo que estuvimos dentro, pero os aseguro que fueron los minutos más largos de aquel verano.
1 de diciembre de 2010
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8 comentarios:
Socorrooooooooooooooooooooooo......no se si aquello era un CLUB PUTI'S o la morada del terror!!!!
jejjej besos!
Yo estube allí. Esta verano me diridía hacía Iniesta y mi pareja se había dormido, e iba recordando pensamientos que llevas dentro que con los años vas sacando al exterior y como conducir cada día me aburre más empeze a recordar los años de infantil y juvenil pasados en el pueblo, y al pasar por la Graja de Iniesta me vino ese maravilloso recuerdo del que los actores principales nunca habíamos vuelto a nombrar, no por lo malo o bueno sino por ser de las cosas que van al baul de los recuerdos sin darle importancia. Y sí los personajes y el lugar es como los describe Antonio lo que anteriormente era un puticlub un lugar lubré, oscuro y sucio sin mucho lugar para la seducción (es más estubimos en el de la dirección a Valencia, pero te aseguro que el que había en frente donde paraba el autobus era igual de cutre). Aquel día por la tarde habiamos ido a por agua a la Virgén (como no, algún simbolo cristiano tiene que haber en todas estas campañas de hace 25 años, no se puede desligar una sin la otra) y sin previo aviso nos vimos entrando por esa cortina qur relata tambien Antonio. Un saludo desde el recuerdo a los protagonistas de la historia, Enrique, Roberto, Luis, Antonio y Tirso (y que nos veamos en más campañas.............)
Hombre, yo creo que se merece repetir.... ¿no?
Joder, lo mismo la puta sin dientes ha muerto ya y todo, pero podemos valorar celebrar los 25 años de la pérdida de la inocencia...
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¡¡Lo que da el coco de uno mientras una se echa una siestecita rica rica.....!!
Tir, ¿donde estabas mientras a Larrey le temblaba la mano mirando la boca sin dientes de la mujer..?
Pues Tirso se encontraba con los ojos abiertos y la boca cerrada como otro que yo conozco.
Ya he encargado mi camiseta de: Yo tambien estuve allí.
vaya por delante mi reconocimiento a los mayores del grupo, que a su "manera" querian enseñar cosas de mayores a unos pipiolos.
que nadie piense que allí ocurrió nada de lo que suele ocurrir en estos "santuarios del amor". Como no podia ser de otra manera aquella cerveza fue la mejor experiencia, diría incluso que sexual, de aquel verano . La prueba es que aún se habla de aquello.
Bendita juventud, bendita inocencia,
Salu2
amén
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