26 de octubre de 2010


Hay frases que, por muy bien que se digan, por mucho que signifiquen, en su combinación semántica y fonética, algo muy concreto e identificable, en realidad significan o anticipan lo contrario. Se me ocurre, por ejemplo, "sin ánimo de ofender". Digas lo que digas el que la escucha ya sabe que, pese a tu ánimo, lo que vas a hacer, precisamente, es ofender. Otra: "no tengo nada en contra de..." Ya está, me da igual lo que venga en lugar de los puntos suspensivos, que suelen ser minorías del tipo gitanos o extranjeros, pero ya me estás demostrando que algo tienes en contra cuando lo que vas a decir te obliga a defenderte de antemano. Ejemplos creo que hay muchos y de variados calados: "yo no soy machista", "llego en cinco minutos", "yo no he hecho nada" sobre todo si es un niño quien la pronuncia," ha estado bien " con los ojos fijos en el techo, "este año estudiaré desde el primer día". Y en esta sección no he metido un tipo de frases que a mí me fascinan: las preguntas que no buscan respuestas. Esas las dejamos para otro día.

1 comentario:

Xana dijo...

Te propongo otra: "no es lo mismo" depués viene una justificación que más que justificar que no es lo mismo corrobora.