22 de marzo de 2011

YOGURES

Siempre he pensado que es un complot. A la gente le preguntas y dice que sí, que les gusta, pero luego miras las neveras y siempre son los últimos. Y el caso es que es complicado encontrar un pack de sabores variados que no tenga, como mínimo, dos de ellos. Los productores de Aranjuez y de los mares de plástico almerienses tienen un poder sobre el universo lácteo que no es normal. Odio los yogures de fresa. No lo puedo negar. No me gustan, y cuando los veo en la nevera, primero rodeados de los demás, y luego solitarios, esperando que el adicto a las cremas de yogur les de matarile, me dan repelús. Y mira que hay yogures de sabores: de frambuesa, de melón, de coco, de plátano, de cereza, de toffe, sabor fresh, de chocolate, de piña, naturales azucarados, de limón, ¡ de galleta maría ! y, en cambio ¿qué es lo que tienen Pascual y Danone contra Valencia?¿cómo es posible que nunca hayan pensado en hacer un yogur de naranja? ¿Qué hace el de los trajes contra esta evidente discriminación? Que me lo expliquen. Y mientras tanto ¿alguien quiere mis yogures de fresa? me caducan en diez minutos...

1 comentario:

cricri dijo...

Te los cambio por los de plátano que vienen siempre de la mano con la fresa y ¡no puedo con ellos! y no sé si te habrás dado cuenta pero ¡incluso en muchos casos los mezclan! por lo menos en los petit suise...argg!!