Me río yo de los badenes de las zonas residenciales. En una calle de mi barrio, y me consta que no es la única, el ayuntamiento ha encontrado el último grito (¡ ay !) en elementos disuasorios. Son, además, baratos en su creación y, sobre todo, de nulo mantenimiento. Es una calle de una única dirección en la que ir a más de 20 por hora supone abandonar tu coche a su suerte. Cada mañana disputo mi Parísdakar particular y carabanchelero. Los elementos disuasorios de la velocidad, colocados estratégicamente por la desidia consistorial, ocupan un porcentaje tan alto de la calzada a lo ancho, que son peor que un defensa correoso: ni por arriba, ni por un lado, ni por el otro, no queda otra que zambullirse en esos agujeros negros de asfalto y rezar, el que sepa, porque la rueda encuentre el camino de retorno y no termines en un mundo paralelo lleno del elfos y dragones. El ayuntamiento se ha dado cuenta de que en esta calle, donde, como un hombre con brumel cada amortiguador se la juega, es imposible incumplir la normativa de velocidad, así que ha decidido dejarlos ahí, alimentarlos con su abandono y que hagan su trabajo. De no ser así, uno no entiende como los baches siguen creciendo. Además, con esta medida está fomentando los negocios en la ciudad, a los emprendedores y las pequeñas y medianas empresas, y el empleo. El martes tengo cita en el taller para cambiar los amortiguadores. Este ayutamiento es de un innovador que asusta.
18 de marzo de 2011
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4 comentarios:
Hola
Os dejo el link al concurso q tengo en Facebook por si te interesa. Anímate!
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no te preocupes antes de las elecciones de mayo estan todos tapados, SEGURO. !!!Que hipocritas¡¡¡
¡eso! en pre-campaña electoral todo se arregla...sé paciente. Bss.
Ahora imagínatelo en moto... o en ambulancia, con un enfermo detrás que no debe moverse demasiado...
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