5 de junio de 2008

MIS TRES HIJOS

Debe de ser esta extraña modorra, este adormilamiento de los sentidos, pero me la da impresión de que tengo tres hijos. Dos biológicos y uno cibernético. Hasta ahora los tiempos estaban claros, cada uno de los dos, los que ya estaban, tenían su espacio. Uno se me llevaba la vida, el otro el ingenio (mucho o poco, hailo). Y ahora ha llegado un torbellino de tres kilos, llenándolo todo con esa luz que solo tiene la vida cuando se abre paso a borbotones. Todo se ha trastocado,todo se ha descolocado, se ha movido de sitio. Y siento algo parecido a los remordimientos. No me sé multiplicar, y mira que me gustaría. Quisiera correr con mi peque cuando el recién nacido me pide a llantos que lo calme, y quisiera contaros a todos lo que siento cuando los dos me arrastran a la felicidad a risa limpia. No quisiera fallarle a ninguno y sé que lo hago, porque llegar a todo es imposible. Hay prioridades, claro, por eso escribo tan poco, porque mi tercer hijo, el que se alimenta de bit, de teclas y de imágines robadas al google, no me necesita tanto. Es casi al contrario, soy yo quien me descubro imaginando lo que quiero contaros y lo intento, pero hay un pañal de por medio o un cuento por contar. El tiempo, que se va. Y tanto. Ahora miro al recién llegado y me parece que ya es tan mayor...

2 comentarios:

ralero dijo...

Tu hijo cibernético ya está bien crecido. Lo ha hecho sano y fuerte gracias a tu empeño. Nada le sucederá porque pases un tiempo sin prestarle tanta atención como a sus hermanos.

Abrazos. Y de nuevo mi enhorabuena y felicitaciones. Ya tenemos otro escritor en ciernes.

Larrey dijo...

Gracias, Rafa.