19 de junio de 2008

SE LO MERECE

Sí, se lo merece. Este artículo y mucho más. Todos mis desvelos, todos mis esfuerzos. Debería incluso cambiar el nombre a este blog y poner el suyo.
A un hijo se le quiere por sistema. Sí, por un sistema genético que nos obliga a priorizar su vida frente a la nuestra, porque en el fondo es la única forma, porque la suya nos importa más que la nuestra. Todo esto antes de nacer. Por eso algunas veces reflexiono sobre todos esos desgraciados que campan por nuestra realidad, terroristas, asesinos, pederastas, que todos han tenido un padre y una madre, unos padres que, pese a todo, seguirán queríendolos por esa presión genética de la que hablo. Pero es verdad que después se les quiere además por lo que son. Y ahí es donde mi hijo (el mayor) me ha gando por la mano. Teníamos ciertas preocupaciones con la llegada del hermano. Ha sido el rey (creemos que no consentido, pero no somos quienes para juzgarlo) de la casa (de varias casas) y se ha ganado el cariño de todo su entorno a pulso. Ahora viene un invasor a comerle espacio, un tipo que no ha sido invitado que ocupa tiempo y preocupaciones de sus padres. Sé que no es adecuado, pero también estamos muy orgullosos de como hemos planificado todo esto para que él se sintiera parte del proceso. El caso es que la llegada del hermano no ha cambiado en nada a nuestro hijo mayor. Siguie siendo inmensamente divertido, simpático, cariñoso, comprensivo, educado, obediente, sin dejar de tener las cosas que tienen (y deben tener) todos los críos, como abrazarse a su madre y decirle que ahora él es el bebé, como su hermano. Nada que reprocharle, ha dejado espacio a su hermano, siente una afinidad inmediata por él, lo trata con sumo cariño y quiere participar en todo. Como siempre nuestro hijo nos ha sorprendido y nos ha vuelto a demostrar por qué, genéticas e instintos a un lado, daríamos la vida por él. Ahora su hermano acaba de empezar a caminar, y lo está haciendo por la misma senda.

1 comentario:

Elena dijo...

y seguro que seguirá así, pero no os extrañe que cuando H empiece a ser "mono", R ya no le vea tan divertido. Son ratitos, días o temporadas, ... se pasan, vuelven, se pasan, vuelven... y será el día a día desde q invitasteis a H a entrar a vuestra casa. La frase de !"ni contigo, ni sin tí", eso es lo que les ocurra cuando sean algo mas mayores, se pelearán pero también se defenderan de vuestras regañinas, ¡ojito! que la sangre tira, y no hablo de la de padres a hijos, hablo de "la hermandad".

Un besazo.