Supongo que con el tiempo la película será una más. Pero en su día marcó mi forma de ver el cine. No suelo llorar. No sé si es una idiotez de machito involuntaria, pero no es fácil verme llorar en una sala de cine. Con La lista de schindler lloré, y varias veces. Recuerdo prácticamente todas las escenas en las que lo hice: la de la ducha de las mujeres en el campo de concentración, la de la niña que acude a la montaña de cadáveres y sobre todo la escena final, en la que buena parte de los actores acude a la tumba de Schindler con las personas reales a las que han interpretado. He vuelto a verla para colgarla en el trastero y reconozco que he tenido que esforzarme para no volver a llorar. Os la dejo. Solo he encontrado esta, que es muy larga, pues incluye parte del final de lo que es la película en si, pero creo que merece la pena.
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