CAMPS

Escuché íntegro el discurso de despedida/dimisión del muy honorable y presuntamente cabronazo. Fue tan rancio que por un momento pensé que iba en el viejo Dyane 6 y al llegar a casa me esperaría Lucky Luke y un bocadillo de nocilla. El corderito degollado tiene tantos perfíles patológicos que el mismísimo Freud entraría en bucle: paranoia porque todo el mundo está en su contra. Es ésta no una lucha de la justicia contra una panda de ladrones, sino una conspiración interestelar en la que a poco que le den dos copas de agua de valencia aparecerían Skywalker y el mismísimo Buzz Lightyear. Es un maltratador de libro y nosotros, los ciudadanos, sus víctimas. Porque todo lo hace por nosotros, por su Valencia, por su partido, por su España. Nos roba y nos ningunea porque nos quiere. Me dio la impresión de que se reía de nosotros, figurada y literalmente, porque no abandonó esa sonrisita socarrona y burlona de quien está por encima de todas las cosas porque es el más listo de la clase ¿Y su partido? Pues arropando al presunto, que cuando deje de serlo, será porque las garras de ZP atenazan a la señora justicia. No hay nada como endiosarse para vivir del cuento. No voy a citar a la reina del país de las maravillas porque nunca fui fan de la guillotina, pero que nadie me pida pena y mucho menos comprensión. ¿Nauseas?, las que quieras, Paquito, las que quieras.