
Nos despertamos una mañana con la
preocupante noticia de que había problemas en el consumo continuado de atún en embarazadas y en niños. Mala noticia, cuando un bocadillo de atún es la merienda favorita de nuestro hijo mayor. Por no hablar de las empanadillas o los macarrones con
idem. Bueno, un poco de control y bajada del consumo y no habrá problemas. No soy alarmista con este tipo de cuestiones. Lo peor vino al día siguiente, cuando supimos que esta noticia se sabía por parte del gobierno desde hace más de seis años (la edad de mi hijo), cuando comenzaron a hallarse los niveles excesivos de mercurio. Esto ya nos hizo temblar,
evidentemente de forma inconsciente hemos podido estar
contaminando a nuestro hijo
latita a
latita, merienda a merienda, mientras el gobierno ocultaba la información. La verdad es que me dan ganas de investigar un poquito y descubrir quien fue el responsable de poner un estúpido velo sobre este asunto, para
retorcerle las pelotas hasta que las gónadas se le concentren en la garganta y cuando hable parezca un niño cantor de
Viena. Nos ha dejado
francamente preocupados. Porque cinco o seis años de consumo continuado de un producto contaminado ahora nos parecen excesivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario