5 de julio de 2011

ERIC

Eric tenía 16 años, y como dice el tópico, una vida por masticar. El sábado subió con otras ocho personas a Gredos, entre ellos su hermano, su padre y su madre, íntima amiga de la mía, que también estaba en la excursión. Hicieron cumbre y la foto de rigor y tocaba bajar para hacer noche. Eric dio un salto de una roca a otra y su madre le dijo, Eric, no me hagas eso. Pues no me mires, contestó. Minutos después insinuó que quería bajar por la ladera más rápida y peligrosa. Con 16 años no hay salto que no puedas lograr, ni vértigo que te impida ser el más rápido. Quería ser el primero, esperar sentado, quizá con las piernas en alto, masticando una espiga, al estilo James Dean. A sus padres no les gustó la idea, pero...unos segundos después el joven descendía ladera abajo. El resto de la excursión siguió el camino previsto. Llegaron al refugio de Elola pero Eric no estaba. Ligera inquietud. La noche acechaba y el pequeño seguía sin llegar. Hasta que a las ocho el padre decide llamar a la Guardia Civil. Ocho especialistas se propusieron peinar el circo de Gredos. A las siete y cuarto de la mañana apareció el primero de los indicios: el pantalón azul y corto que portaba descansaba en una garganta del paraje del Zócalo. Cien metros más abajo el cuerpo de Eric, en posición fetal, magullado, aun con vida. Traslado medicalizado en helicóptero al Virgen de la Vega (Salamanca). Pero el traumatismo craneoencefálico, por ende al resto de magulladuras, pudieron más y Eric terminó perdiendo el pulso. Sus padres han donado todos sus órganos en el más hermoso de los gestos de despedida. Yo no llegué a conocerle, y aun así, creo que le echaré de menos. Adiós, Eric, la espiga seguirá esperándote en el refugio...

2 comentarios:

laMima dijo...

16 años ... joder, lo siento.

Elena dijo...

¡me cagüen...XD, esos padres, ese hermano...esa vida por vivir!.. que putada. Lo siento mucho.