30 de mayo de 2013

MACHISMO 2.0

Ayer el periódico me confirmó una pesadilla que me ronda la cabeza: el machismo sigue vivo. Estamos presenciando algo así como su refundación, el nacimiento del Machismo 2.0. Hace unos días leí que la imagen idílica que proyectamos los hombres sobre la mujer es culpa de Playboy y la de la mujer de Disney. Y como no le falta razón y puestos a preocuparse, lo de Disney, con diferencia, me parece mucho más peligroso. Esa idealización del príncipe azul (confirmo, no existimos) hace que perdure la figura de hombre dominante y protector como objetivo. Vamos, el salvoconducto al macarra misógino. Encima ahora las nuevas tecnologías ejercen de acicate. Por un lado permiten un mayor control, en el artículo se habla de cosas tan ridículas como un ¿dónde estás? En el baño. Pues tira de la cadena para que me lo crea. Las nuevas tecnologías permiten, no solo auditar tu ubicación en todo momento, sino que las redes sociales son el altavoz perfecto para que el maltratador psicológico encuentre nuevas herramientas de humillación, control y chantaje. La edad es cada vez más temprana y eso es lo que me chirría y me preocupa. Porque quienes ahora controlan el maquillaje, la ropa, las amistades de sus novias son hijos de una generación culta. Han sido educados en los valores de igualdad que creíamos imparables. Pero parece ser que no es así. Y es esa disneysiana concepción del amor la que tiene buena culpa según los expertos, porque condena a parte de nuestras adolescentes a creer que tienen un contrato de por vida con ese amor, sea como fuere, y así la violencia es, en realidad, parte del pago o incluso algo merecido y buscado, lo que hace que el sentimiento de culpa sea un ingrediente más del sometimiento. Hay que desterrar definitivamente ese absurdo grial del encontrar un hombre bueno. De eso nada, hija, todos somos buenos, y a poco que veas que no lo somos ¡ puerta ! Y a todo esto hay que añadir la mercantilista visión de nuestros gobernantes, el tijeretazo y ahí te apañes que ha recortado hasta el paroxismo, hace que muchas de estas niñas tengan donde acudir, sí, pero para ser recibidas con los recursos secos. Y muchos ahora sacan pecho una vez eliminada la temidísima Educación para la Ciudadanía. Cuando el machismo siga y las adolescentes de ahora sean carne de cañón para el maltrato, habría que pedirle explicaciones a muchos con la biblia en la mano, por haber eliminado del temario la única asignatura que se atrevía a afrontar la verdadera igualdad. Yo, mientras tanto, me comprometo a lo único que se me ocurre: como padre de dos hijos varones, me dejaré las pestañas, el alma, los dos brazos y las dos piernas, para educarlos en la tolerancia y el respeto. Y en la indiferencia. Es decir, en la más absoluta igualdad, porque espero que les sea indiferente que frente a ellos haya un hombre o una mujer. Personas. Eso es lo que prometo, porque estoy con los expertos, la única vacuna que existe contra la violencia es la educación.

No hay comentarios: