29 de mayo de 2013

EL CASCO Y LA BICI

Quieren hacer obligatorio el uso del casco en la bicicleta y eso ha generado cierta polémica. Muchos defensores de las ciudades ciclables se han echado las manos a la cabeza porque dicen que eso va a reducir, y mucho, el uso común de la bicicleta como medio de transporte. Y ponen como ejemplo otras ciudades donde la bici es común y el casco no obligatorio (como Amsterdam). Yo jamás salgo de casa sin mi casco. Jamás. Ni me cuesta más, ni me cuesta menos. Si me despeino o tengo que cargar con él todo el día, pues llevo una mochila y un peine. Si hay una sóla persona en esta ciudad que dejaría su bicicleta en casa deseando usarla porque el casco es obligatorio, es que somos tontos. Y también estoy con los que piensan que esta legislación no busca salvar nuestra cabeza sino reprimir un poquito y recaudar un muchito. Pero no seamos tan simples. Hubo un tiempo no muy lejano que con las motos no era obligatorio el casco, también se habló entonces de que atentaba contra los ciclomotores hacerlo obligatorio. Hoy nos chirría, sin más, cuando vemos a un motorista descascado. Si reclamamos un espacio para las bicicletas en la ciudad, un espacio legítimo que implique el respeto de los coches y sus conductores, debemos empezar a hacer ciertas concesiones como asumir que una bicicleta es un vehículo y como todos, debe comtemplar ciertas condiciones mínimas de seguridad. E igual que no debemos saltarnos los semáforos (y lo hacemos) debemos llevar luces si queremos ir por la noche y casco ¿por qué no? De verdad, con sinceridad, ciclista ¿crees que el casco es el problema? Yo, llevándolo puesto, me quejaría de que estos gobiernos siempre legislan en la misma dirección, la cohercitiva, pero mientras tanto, llevaría mi bici y mi casco. Y sobre todo hay una cosa importante, igual que cuando vamos en coche, debemos recordar una cosa: conductores hay muchos, muchísimos. Ciclistas también. Unos son conductores y ciclistas, otros sólo conductores, o sólo ciclistas. Pero todos, absolutamente todos, sin excepción, somos en algún momento del día peatones. Y los peatones no llevamos casco. La solución a todo esto, como siempre, es el sentido común, ese que puede proteger tu casco. Si todos lo usamos tal vez no haga falta legislarlo. El casco no es obligatorio, pero desde mi humilde y pedalera opinión, es más que lógico. Sería triste que tú, que dices que el casco no es necesario, terminaras dentro de unos años participando con tu silla de ruedas en una campaña de concienciación del uso del casco ciclista.

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