21 de mayo de 2013

EL QUE NO QUIERA...

Me ha gustado mucho un argumento esgrimido por un político del gobierno (siento no recordar quien) sobre la polémica de la religión: el gobierno no va a obligar a nadie a estudiar religión. Esto me recuerda un poco a ese axioma tan universal del "al que no le guste que no..." Es aplicable a cuestiones tan sencillas como al que no le guste la carne que no coma, por ejemplo, o a quien no le guste el fútbol que no lo vea, pero a otras no tan asépticas, por decirlo de algún modo, y sirve de herramienta justificativa para lo que desde la práxis de la ética humana no lo es tanto. Por ejemplo, los toros. Al que no le gustan los toros pues que no vaya. Ahora, mientras tanto, se seguirá torturando para diversión pública a un animal. Y yo doy un paso más allá, sin abandonar ni un ápice este argumentario: el que no quiera pegar a su pareja, que no la pegue ¿No es la misma idea?¿no es el mismo principio activo para limpiar la misma mierda? Pues eso están haciendo con la religión. Que sí, que es verdad que (de momento) no es obligatoria, pero ya nos la cuelan en la puntuación y de aquí a un par de legislaturas peperianas en el patio los estudiantes de Ética llevarán un jersey a rayas y una enorme "E" pintada a brochazos. He leído muchas quejas de padres que dicen que la alternativa a la religión es una pérdida de tiempo. Y lo es. Porque no tendría que tener alternativa quien no la merece. Pero también conozco un caso paradigmática: una profesoar de ética con altos conocimientos en inglés que decidió dar la asignatura en inglés. Las quejas de los padres religiosos se multiplicaron, los estudiantes de ética mejoraban considerablemente su inglés y eso era injusto para los de los panes y los peces. Para evitar todo esto hay una solución: ni religión ni alternativa, para eso están las parroquias. Estamos volviendo a los tiempo del palio y nos estamos dando cuenta todos, todo esto forma parte de una estrategia general que trarta de restaurar el poder de alienación de un Dios que con tanto twitter, tanta consola y tanta red social, estaba perdiendo poder. Que lo sepamos es lo verdaderamente alarmante, porque no podemos escudarnos en la ignorancia para nuestra pasmosa inmobilidad como país. Yo sé que la razón es la criptonita de la divinidad. Ayer, cuando mi hijo estuvo más de diez segundos señalando un edificio y diciendo, pues eso, en la, en la, en la...y su madre tuvo que terminar la frase ¿parroquia? me di cuenta de que al menos yo estoy haciendo mi parte. El cerebro de mis hijos está siendo adecuadamente amueblado con alarma AS (Anti-Sectas). Espero que funcione.

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