18 de mayo de 2012

PAPÁ CASEY

Es curioso como funciona el sexismo en mi cabeza. Resulta que un deportista de élite, probablemente el mejor en su campo, con algo más de 25 años, en la cumbre de su carrera (actual campeón del mundo y con serias posibilidades de repetir título) ha decidido dejarlo todo y dedicarse a su familia, justo cuando acaba de ser padre. La historia de este motorista australiano, de apellido Stoner, me despierta una sonrisa, y pienso ole sus cojones. Di que sí, a disfrutar de tu mujer y de tu hija. Que circuitos y motos hay muchos. En cambio, estoy seguro de que si la historia hubiera sido al contrario, es decir, una nadadora profesional, por ejemplo, campeona entre campeonas, anuncia que abandona el deporte de élite para entregarse a la maternidad. Entonces no me dejaría llevar por la euforia, sino que me tiraría más por el tópico del machismo y una sociedad, y un deporte, poco respetuosos con las deportistas que deciden ser madres. Y no es justo, porque entre las dos historias no habría ninguna diferencia. Una persona que decide darle a su hijo la máxima prioridad, una persona que puede permitirse el lujo de hacerlo, sin echar cuentas, sin temer problemas económicos. Envidia. Eso es lo que tengo. Además, estoy seguro de que Casey, cuando su pequeña pase largas jornadas escolarizada volverá a mirar su moto con nostalgia. Y entonces, muy probablemente, dentro de cinco, seis años, hará una nueva rueda de prensa y el titular será: el viejo campeón vuelve. Y que le quiten lo bailado.

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