15 de mayo de 2012

ARMARIOS DEL DEMONIO

La llegada del verano tiene un daño colateral. Es una especie de solsticio hogareño. Sólo que no se pierde o se gana una hora de luz, sino que se pierden horas de trabajo, y en algunos casos, hasta la paciencia. Me refiero al temible "cambio de armarios". En mi casa no decimos como te portes mal vendrá el hombre del saco o te castigaremos en un cuarto oscuro. No, que va, en nuestra casa amenzamos con el cambio de armarios. Como no te comas las espinacas vendrá un tupper lleno de bañadores arrugados. Es un trabajo tedioso, ropa que va y viene, lavadoras y secadoras echando humo y la plancha al relentí. Cada uno lo lleva como puede, y el mp3 hace las veces de casco azul, porque muchas veces se juega una especie de risk armaril que genera no pocos conflictos. Al ver los armarios vacíos raro es el año que no existe la tentación de que tus polos le roben un par de metros a las minifaldas. Pero en fin, llevamos décadas haciéndolo, y creo que si los cambios de armario no han podido con nuestro amor ¡¡¡ nada lo hará !!! Eso sí, si el cambio de ropa de invierno a verano es duro, el opuesto es doblemente duro, porque tienen un componente de tristeza...en fin, no adelantemos acontecimientos, entre otras cosas porque la lavadora ya ha terminado y...

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