4 de mayo de 2012

FRASES DE MAMÁ

Ahora que se acerca el día de la madre me he acordado de esas frases tan de idem. Se las hemos escuchado todos y, lo que es mejor, ahora las vemos repetidas en nuestras parejas con nuestros hijos. Son frases eternas, que pase lo que pase no pierden vigencia, como si fueran en el adn femenino. Mi favorita es una relativa al zumo: "bebete el zumo rápido que se le van las vitaminas". A mí aquello me tenía intrigadísimo, porque beberme un líquido que tenía dentro algo con capacidad de salir volando me inquietaba sobremanera. Así que muchas veces me quedaba mirando el vaso de zumo, atento, sin parpadear, por si alguna vez tenía la suerte de ver el misterioso espectáculo de una vitamina volando. Pero no la hubo. Tampoco entendía como no le ponían a las naranjas unos policías vitamínicos o algo o por lo menos al vaso una red antivitaminas para que no se escaparan, ¿era necesario tanto estrés? Luego también hay algo que sin ser una frase era como un rol, la de cambiar el género para negar la solicitud. Quiero galletas: ni galletas ni galletos. Así, universal. Taxativo. Igualdad a la máxima potencia. Y sino se aumentaba el número: quiero un helado. Uno no, catorce. Y tú te quedabas con cara de tonto, pues no, que quiero uno, pero si me compras catorce llamamos a mis amigos. Seguro que recordáis decenas de frases: "¿a que voy yo y lo encuentro?"," Esto no parece una habitación, parece una leonera". Que yo imaginaba a una leona diciéndole a su cachorro "esto no parece la sabana, hijo, parece la habitación de un humano". Y por su puesto estaba el clásico "ya verás cuando venga tu padre". ¡ Pues que se coma uno de los catorce helados, mamá !

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