16 de enero de 2012

MIEDO

Un policía fuera de servicio, muy lejos de su casa, trata de ayudar a una mujer que parece estar sufriendo una agresión por su pareja ¿Resultado? el policía en el hospital y la pareja sigue a lo suyo, en esa espiral de amor violento y resignado que jamás lograré entender. Me pone triste porque me da miedo. Desde que soy padre mucho más. Creo que, contra mi naturaleza, si volviera a presenciar algo así huiría. Y digo volvería porque hace muchos años ya tuve mi primera dosis de realismo. Ocurrió hace casi dos décadas. Era verano, en el bar de unos amigos. Un grupo de lo que para nosotros entonces eran cuarentones entró a última hora. Tres parejas. Uno de ellos muy borracho. Como era de esperar el apura vasos terminó por liarla. Ayudé a mis amigos a sacarlos a todos del local. Hubo sus más y sus menos a nivel verbal entre el grupo y los dueños y aledaños. En un momento de la trifulca dialéctica, con el borracho en su salsa, una mujer trató de serenarlo, tirando de él por el brazo. Entonces se dio la vuelta y sin mediar palabra la tiró al suelo de un puñetazo. No creo que entre el puñetazo y mi reacción hubiera más de unas décimas. Con la agilidad de un tipo deportista de veinte años y creyéndome Robin Hood, me lancé sobre el imbécil para explicarle a trompicones como debe tratarse a las personas en general y a las mujeres en particular. Sí, fue un acto machista, porque si hubiera pegado a un amigo me hubiera quedado a disfrutar del espectáculo. Pero pegó a una mujer. Entre varios lograron que mi cólera no me llevara a mayores y cuando nos separaron, la mujer, muy airada, me escupió a la cara que era su marido y podía hacer lo que quisiera. Aprendí. Prometo que aprendí aquella vez a meterme el espíritu justiciero en el bolsillo de las frustraciones. Y sucesos como los ocurridos con Neira o este buen hombre en Alcorcón, me reafirman en mis enseñanzas. Y es malo. Muy malo. Desnaturalizarnos. Deshumanizarnos por miedo es muy, muy malo. Pero es lo que hay.

5 comentarios:

ralero dijo...

Yo, hace muchos años, correteando por las calles, presencié a un tipo gritando y dando empujones a una chica. Cuando traté de mediar, fue ella la que se me encaró y trató de agredirme. ¿Si volviese a encontrarme en una situación similar? La verdad, no sé lo que haría. Pero, sin duda, aquella experiencia, dejó una marca que reaparecería de darse un trance semejante.

Abrazos.

Yuly dijo...

Hasta tal punto es el maltrato psicológico que les hacen creer que son ellas las culpables y que se lo merecen... Pero no, eso no debería deshumanizarnos.

Anónimo dijo...

Me da esperanza y aprecio el gesto de todas esas personas que ante una situación de injusticia intervien para nivelar la balanza. Da igual que sea violencia de género o violencia sin más. Ver desde fuera y no sentir reacción alguna es lo que me da miedo. Por eso doy las gracias a todos los que se revuelven contra ella y al menos protegen al débil aunque éste no lo vea. Gracias de una débil ciega que recuperó la capacidad de ver. EV

Elena dijo...

Tú lo hiciste bien y aunque pienses ahora en quedarte detrás si ves algo así... yo creo que un Larrey profundo chillaría demasiado para que actuaras. No siempre la vida en todos los sentidos, nos da las gracias....pero no por eso hemos de ser como somos....Ella, una pobre desagradecida y sumisa mujer, tú... un ser humano. ¡No cambies! Bss

Elena dijo...

Quise decir..."pero no por eso hemos de dejar de ser como somos"....que me había comido palabras. Bss