4 de junio de 2011

PAISAJE TERMINAL



Comienza a amanecer y en la marisma
se alumbran las heridas terminales
veladas por el lóbrego vendaje
que cubre con la noche su gangrena
las fábricas / asmáticas
escupen contra el sol recién parido
su cóctel molotov de asfixia y cáncer
y orinan con nociva incontinencia
el útero feraz / ancestro y cuna
del hongo el encinar y las alondras
cicatrices de asfalto herrumbre y cobre
se extienden desmedidas como un herpes
acerbo e incurable sobre el limo
y un gran tumor de yeso ocupa el centro
del cuadro que pintó rosa el poeta
al otro lado de la arteria que une
Atlántico y latido de la tierra
sobre una obscena lápida de plástico
figura el epitafio de unos pinos
dados en avariento sacrificio
al dios endemoniado del progreso
y un poco más al sur
allá donde no alcanza la mirada
burbujas de hormigón con la potencia
de quién sabe las bombas de Hiroshima
conforman un infierno crematorio
capaz de transmudar en un instante
el alma agonizante del paisaje
en yermo sempiterno de cenizas
(no obstante en los despachos oficiales
trileros y forenses disfrazados
de mágicos chamanes sanadores
venales certifican el espléndido
estado de salud del que disfruta
su impúdico proyecto de cadáver)

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