6 de junio de 2011

EL VASO DE CAFÉ

Hoy, que me he levantado poético, me ha dado por pensar que la vida es como un buen vaso de café. Si tienes suerte con el azúcar es muy probable que sea dulce, pero, como a todo café que se precie, no le van a faltar los toques amargos, e incluso ese regusto excesivo que te deja algún que otro trago. Se puede beber en vaso largo, o en vaso corto. Sólo o acompañado. Puedes olvidarte de él, que se quede frío y cuando quieras tomártelo tengas que recalentarlo. Y mancha, mucho, deja huella, según te lo vas tomando la crema nos va regalando esos círculos concéntricos, uno por cada trago. Esa crema marrón y con cierto aire espumoso, son los recuerdos. La vida está debajo, esos dedos negros que nos queda por beber. Pero algunas veces uno no puede evitar quedarse embelesado con los restos de la crema, como si echara de menos los momentos en los que el café reinaba altivo sobre todo el vaso. Pero la vida pasa, y lo que nos queda por vivir, por mucha espuma que tenga por encima, sigue siendo café, sigue siendo vida. No esperes a recalentarla.

2 comentarios:

Dafne dijo...

uy...pues si que estas poético si...y como apetece a estas horas una tacita de cafe,para mi corto fuerte y con crema...

Elena dijo...

Uno con leche, corto de café....y con sacarina, ... es que me gusta más.