22 de noviembre de 2023

 NO TOQUE EL HEY JUDE:

  Leí un artículo que se centraba en las canciones más sobrevaloradas de la historia reciente. Evidentemente ningún crítico iba a poner en tela de juicio a Vivaldi, de ahí lo de reciente. Incluyeron un par de los Beatles, con la tropelía añadida de que una de ellas era el Hey Jude. Las explicaciones del crítico me las ahorro y me centro en cómo valorar una canción. Que siendo arte, ya se sabe, subjetividad al poder. Podemos, eso sí, valorar su importancia histórica. Y esa no tiene que ver con la calidad, que debe ser mínima y sobre todo oportuna, porque el exceso de artificio y talento no asegura un producto final inmejorable, y a la alta cocina me remito. El caso es que los de Liverpool, en general, amén de ser unos músico razonablemente buenos, estuvieron en el lugar adecuado, en el momento adecuado, fueron conscientes de ello y le sacaron partido. Quince años después esa canción hubiera sido una más, pero la canción no es solo el análisis de los acordes, arreglos y letra, sino un sentimiento, una rémora. Por eso no está sobrevalorada, está en su justo sitio. Que hagan una lista de las canciones, desde el punto de vista técnicos, con mayor desproporción entre éxito y calidad. Ese artículo sí lo compro. Porque Zidane solo hay uno. Me explico, no todo el mundo puede meter el gol de su vida, en el mejor momento de su vida. El resto, suelen ser churros que dan copas o golazos que solo sirven para pasar de ronda. O esa clase media que tanto gustito nos da, ya sea en nuestra discoteca como en nuestro forofismo: buenos goles en buenos momentos. 

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