29 de octubre de 2012

LA GRAN TORMENTA

Imagina. Tú estás en tu casita, o en un refugio de montaña, al calorcito del hogar, con tu gente, sin demasiadas preocupaciones. Fuera hay una ventisca de las que hacen historia, los lugareños aseguran que no se ha visto una así desde el tormentón del 27. Los cimientos de tu refugio son buenos, firmes y seguros, llevan más de 30 años sin sobresaltos. Las ventanas convenientemente protegidas por una reja marca antidisturbio, la mejor del mercado. Tienes comida, bebida y diversión ¿A quién en su sano jucio se le ocurriría salir? A nadie. Como mucho mirarías por la ventana y dirías, la leche, la que está cayendo ahí fuera. Así veo a la casta política y económica en este país. Hablamos todos de la crisis, pero ellos no la sufren. Ellos están en sus entramados de poder convenientemente asentados esperando a que escampe. Después saldrán, se sacudirán el polvo y gritarán a los cuatro vientos lo mal que lo han pasado durante tal tormenta ¡¡¡ y una mierda, valientes hijos de puta !!! Nos están esquilmando, usan nuestras miserias para alimentar el hogar de su refugio y nos piden solidaridad, como si yo fuera quien desahucia o lleva al paro al padre de familia.Las carreteras están llenas de coches averiados porque el usuario medio ya no tiene dinero para cambiarlos y ni tan siquiera para mantenerlos correctamente, en cambio la venta de coches de lujo ha subido más que nunca. Nos engañan diciendo que esta es una crisis global, pero de eso nada, es una crisis ficticia, tan ficticia como la riqueza en la que creíamos estar viviendo. Nos engañaron entonces y nos engañan ahora. Dudo que esa casta de la que hablo vaya a salir tan siquiera despeinada de esta tormenta. Y eso me cabrea. Y mucho.

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