9 de octubre de 2012

CONTABLIX Y LAS OBRAS

Estamos de obra en la oficina. Los curritos (Créditix y Contablix) vivimos ahora, como una auténtica aldea gala, recluidos en un rincón y parapetados por unos muros de conglomerado que, para aumentar nuestro desconcierto, tienen anotados grandes palabras o números del tipo NO12,38 o Por el otro lado Si. Que yo no sé los demás, pero a mí me han despertado el espíritu Mulder y no dejo de mirarlos con recelo. Los romanos (o rumanos) están al otro lado, destrozándolo todo. La ONU nos ha preparado un pasillo de seguridad entre conos y cinta de obra para que podamos entrar y salir con ciertas garantías, aunque viendo las tripas del techo de la oficina, con los cables colgando como serpientes hambrientas, y sobre todo los grandes tubos de salida de aire, como bocas de dragón, le dan a uno ganas de quedarse a hacer noche en la aldea y pedir a Ideafix que salga a por una pizza por la salida de emergencia. Ahora, como digo, los soldados pretorianos están, maza en mano y a mamporro limpio, desmontando la vieja oficina. Sin mucha delicadeza. Sin miramientos. Pim pam, al suelo. Cuando lo veo y lo escucho siento cierta envidia. Es más, creo que la empresa ha perdido una clara oportunidad de hacer terapia con sus trabajadores. Porque no me digáis que no tiene que ser gozoso liarte a martillazos contra las paredes del despacho de tu jefe, y da igual si no está dentro, ¿a qué sí? Pim pam, al suelo. Pues eso.

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