13 de julio de 2012

LA FAMILIA

Viendo la que está cayendo y lo que nos queda por aguantar, viendo a millones de parados agotar sus prestaciones, viendo los salarios decrecer a una velocidad de vértigo, viendo los derechos sociales en manos de trileros, viendo las condiciones medievales del nuevo entorno laboral, donde no sólo un contrato fijo es una quimera, sino donde un mileurista es el rey, viendo como el país entero camina al borde del precipicio, cabe preguntarse como no terminamos todos barranco abajo. Tengo una teoría, que permite que la gente siga yendo a los cines, a los gimnasios, a los bares, a las terrazas, a los restaurantes. Todo esto es posible por la familia. España es un país con un entramado familiar muy fuerte. Los hijos cada vez se van más tarde de casa. Los padres dependemos hasta la asfixia de los abuelos, auténticos estandartes de la generosidad desmedida. Siempre hay un hermano, una prima, un tío dispuesto a echarte un cable. Ese entramado, esa red, nos permite caminar sobre la cuerda floja con la esperanza, no ya de no caer, que esa se perdió para muchos el día que los españoles dimos la batuta a Tijeritas, sino de que al caer no nos partiremos la crisma contra la realidad, que habrá alguien que extenderá la mano y dirá, ven hijo (primo, hermano, sobrino) yo te ayudo hasta que escampe. Sí, la familia nos mantiene vivos. Y mientras tanto, la verdad, dan ganas de hacer como sugiere mi buen amigo Toni. Poner una guillotina en la Plaza Mayor. Que no nos gusta la pena de muerte, sí, pero acojonaría. Se podría empezar por sandías, que son redondas y rojas por dentro...

2 comentarios:

may dijo...

Estoy totalmente de acuerdo. Yo pasé y vamos sigo pasando pero menos de momento, un periodo de mucho apuro y fue mi familia, mis hermanos quien me tendió la mano y aún de vez en cuando siguen haciéndolo. A veces en forma de regalo para mi cumpleaños: unos zapatos que me hacen falta, un libro de los que ya no puedo comprar, a veces y como algo sin importancia, como para disfrutar de la tarde, se presenta una hermana mía cargada de "merienda", ya sabes, queso, jamón... cositas que duran y ayudan.
En realidad aún tenemos suerte, sabemos que no estamos solos. Aunque tengo la sensación últimamente que "ellos" se han dado cuenta del asunto y van a intentar ir a por ese entramado también.

Larrey dijo...

Que inquietante tu última frase...