20 de abril de 2012

RUCA

Es una de esas figuras, sombras, incluso fantasmas, que hay en cada barrio. Se llamaba Miguel. Tuvo una infancia dolorosa y difícil, marcada por la muerte de sus padres y las drogas. Era de nuestra generación y con trece años vivía en la calle pegado a un bote de supergen. Nosotros lo conocimos porque tenía su sofá callejero pegado al patio de nuestro instituto. La gente del barrio, que al final eran sus vecinos, le echaban una mano de vez en cuando, nosotros le dábamos un bocata, un bollo o le invitábamos a una cerveza. Más allá de los delirios de las drogas, cada vez más duras, Ruca, o Rucaprén, como él se hacía llamar, no se metía en demasiados líos, no por lo menos con nosotros. La última vez que le vimos fue hace casi 20 años. Volviendo de una jarana nos lo encontramos en la calle. No tenía mal aspecto, estaba haciendo la mili y hasta que le echaron, suponemos, dormía y comía caliente todos los días. Después yo volví a encontrármelo una última vez. Él por su puesto no se acordaba de mi, era uno de los muchos chavales que alguna vez le habían echado una mano. Yo volvía de trabajar, con el traje, el maletín, y él, sucio, delgado, demacrado, pedía una ayuda en el metro. Le sugerí que se sentara a mi lado y charlamos. Sentí la mirada de recelo del resto del vagón, como si aquello no cuadrara, un tipo trajeado y un mendigo charlando de los viejos tiempos. Fingió que sabía quien era y me dijo que malvivía como podía. Le di una moneda de 100 pesetas y le dije que me haría ilusión que se la gastara en un bocadillo, por esos viejos tiempos. Y no volvimos a saber de él más allá de los cíclicos rumores sobre su muerte. Por casualidad encontré ayer una referencia a su nombre; irando del hilo terminé leyendo una artículo en un blog sobre su rehabilitación y buceando en su perfil de facebook. Me podréis llamar nostálgico impenitente y quijotesco, pero me dieron ganas de llorar. Y de alegría, de emoción, de pensar que le ha ganado el pulso al destino. Muy bien, Ruca, bien hecho. Bien hecho amigo.  

3 comentarios:

Jésvel dijo...

¡Toda una lección, sí señor!

Anonimo dijo...

ENTONCES yo también soy nostálgica impenitente y quijotesca..
Una chica de Aluche que conoció al Ruca

Santy Snow graffitis. dijo...

hola, soy del barrio y amigo de el y le ha visto hace unos años y tambien le veo en facebook...y tambien me ha hecho sentir todo esto que decis...