¡¡¡ YO SOY...¿ESPAÑOL? !!!

El otro día me preguntaron si yo me sentía español. Ese español como sentimiento arraigado, de esos que salen de dentro. Y la pregunta iba para un valenciano que ha vivido toda su vida en Madrid, hijo de manchegos, que lleva más de 20 años veraneando en tierras castellonenses, cuyo mejor amigo es abulense, tierra donde ha pasado no pocas tardes y noches de gloria, que un año sí y otro no intenta viajar a Canarias y que raro es el año que no pilla carretera y manta un par de fines de semana para perderse por las tierras patrias. Además, un tipo que hace unos días tarareo, a voz en grito y con una camiseta roja del comité olímpico español, en un pabellón de baloncesto británico el "que viva España" de Manolo Escobar. Pero no supe que contestar, porque creo que los sentimientos nacionales están secuestrados y no logro comulgar con ellos. Yo soy de mi gente, de mis recuerdos y de mi futuro. Y como soy también de ese futuro que no conoce fronteras ¿para qué arraigarme con tanto énfasis? En este sentido he tenido un pequeño conflicto interno. Trato de no trasladar las fobias a mis hijos, quiero que se las inventen y las alimenten ellos solitos. Con la visita a la Villa Olímpica a mi hijo le regalaron una bandera de España firmada por casi todos los jugadores de la selección española de baloncesto en silla de ruedas (la que llamo Roja Coja). Me dijo que de vuelta a Madrid quería colgarla en la habitación. Yo tragué saliva, pero ¿para qué explicarle a mi hijo que odio todos los trapos, todas las banderas y todos los símbolos nacionales y excluyentes? No, no dije nada. De momento he escurrido el bulto, pero no descarto que en mi casa termine colgado un trapo patrio. Si ya lo dice el refrán no digas jamás de esta agua no beberé ni este cura no es mi padre. Y yo de este agua ya he bebido, solo me falta hablar con el cura...