HAY SONETOS Y SONETOS
Para urdir un soneto no es preciso
contar con ningún don ni ser muy ducho.
14 endecasílabos –no es mucho,
hay más que dilatado ser conciso-
con rima consonante, compromiso
que para acometer, como cartucho,
echar podemos mano de un serrucho
o, para que alimente, de un buen guiso.
Situar correctamente acentos no es
difícil; en la sexta si italiano,
en la cuarta y octava si francés.
Por tanto es, más que artístico, artesano lo que urde un sonetista. Un poema, pues, no es esto –broza o paja-, un poema es grano.
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