22 de septiembre de 2012

MÁS ALLÁ DEL EXODO

HAY SONETOS Y SONETOS



Para urdir un soneto no es preciso

contar con ningún don ni ser muy ducho.

14 endecasílabos –no es mucho,

hay más que dilatado ser conciso-



con rima consonante, compromiso

que para acometer, como cartucho,

echar podemos mano de un serrucho

o, para que alimente, de un buen guiso.



Situar correctamente acentos no es

difícil; en la sexta si italiano,

en la cuarta y octava si francés.



Por tanto es, más que artístico, artesano lo que urde un sonetista. Un poema, pues, no es esto –broza o paja-, un poema es grano.

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