No es por dinero. De verdad, que sabemos que con el salario que tiene, y que asumimos todos en el sentido figurado y en el hacendístico y financiero, puede fumarse todos los montecristo que le plazca. Es el detalle. Y ya lo he dicho en otras ocasiones, soy de la opinión de que la verdad está en los detalles. Critiqué a un sindicalista, que ahora está quieto con los cinco millones de parados, por salir en una rueda de prensa con un Ralph Lauren. Y ahora critico a nuestro presidente por pasearse por la neoyorquina avenida amarrando con su barba un carísimo puro. Con la que está cayendo, con lo que él está reduciendo en su país, que lo público va camino de la mínima expresión, cuando hay personas que las están pasando canutas para llegar a fin de mes, cuando hay gobernados (por el del puro) a los que no le queda otra que volver a casa de sus padres e incluso acudir a comedores sociales o rebuscar en la basura para no morir de hambre, con todo eso y siendo tú, o el responsable o la herramienta, lo mismo me da que me da lo mismo, es una falta de respeto, de empatía y de humanidad, aparecer en un viaje oficial masticando el carísimo tabaco de un puro. Y me da igual si es un regalo, o si te lo ha prescrito el médico. Hay que saber estar a la altura de las circunstancias. Y usted, Don Mariano, Tijeritas, no lo está, ni lo ha estado nunca, ni lo estará. Algún día una mente sabia nos podrá explicar a los españoles como hemos sido capaces de llevarlo a usted a donde está. Mientras tanto y siguiendo un poco la línea del artículo de ayer, ¿por qué no se mete el puro por el culo? Si no acierta por el tema de que está donde termina la espalda, vuelva a España, no dude que encontrará manos solidarias para dar fin a la tarea.
28 de septiembre de 2012
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