2 de julio de 2025

 DESAFECCIÓN: 

Intento no ir a Madrid (la ciudad) en coche. Ya antes de irme a las afueras (ahora las afueras de las afueras) prefería el transporte público. A poder ser bajo tierra. Desde la pandemia teletrabajo y ahora tengo que ir dos días a la oficina, situada dentro de la zona centro. Durante unos meses tomaba mi vehículo privado, me acercaba a una parada de metro y de ahí a la oficina. Pero cortaron, por obras, esa línea. No hay problema, cambié el primer destino, dejaba igual el coche, tomaba la Renfe y luego 20 minutos de agradable paseo. Pues resulta que van a cortar esa línea de tren también. El metro lo llevan unos, las cercanías otros pero ¿no podían haberse dado cuenta de que estaban cortando el transporte bajo tierra de un gajo muy significativo del entramado de transporte? Que las obras son necesarias, pero hay que coordinarse un poco. Ahora, o me lanzo a dos decenas de paradas de metro con varios transbordos o claudico y acepto la plaza de parking que, si tengo suerte en el proceso de selección, me otorga la empresa cada día que vaya. Además de la corrupción, que es lo más visible, este tipo de cosas, esta falta de empatía con el usuario final, hacen también que cunda la desafección con nuestros políticos. 

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