ANÁLISIS DE MI LITERATURA:
Estoy revisando una novela cuyo protagonista tiene bastante de mí. No quiere ser escritor, sino que es guionista, y pensando en aquellas cosas que obsesionan a mi "prota" he pensando en la líneas de flotación de mi literatura. Que, aunque no publique, tengo por ahí miles de páginas por analizar.
Así, de primeras, creo que hay dos temas que se repiten con bastante frecuencia. Por una lado la paternidad, en todas sus formas. Comprensible, porque ésta llegó a mi vida para desmontarlo todo, y para siempre. Y otra, la infidelidad femenina. No puedo decir lo mismo que sobre lo anterior, porque no la he sufrido, lo cual no quiere decir que no haya ocurrido, sino que no lo he sabido. Como en casi todo, para esto de la infidelidad, encuentro en el baloncesto una metáfora para explicarme. A mí no me gusta el paso cero, creo que beneficia poco el juego colectivo y prima el individualismo. Pero claro, si yo jugara al baloncesto no iría en contra de la norma, que es un acuerdo aceptado entre las partes. Si juegas, asumes las reglas. Algo parecido pienso de la fidelidad, debe ser un acuerdo entre las partes, más o menos asumido, y, sobre todo, equitativo, o los dos, o ninguno. Por eso que me centre más, creo, en la infidelidad femenina, como una especie de revancha por tantos años de machismo lacerante. Quizá alguien con más ingenio le encontraría otra explicación.
Pensemos en la paternidad, es, así, a bote pronto, fundamental en Mal hermano, Las cuatro rapsodias de pandora y La fotografía olvidada. Pero si nos centramos en la infidelidad, es un hilo conductor vital en, por lo menos La mujer de mi vida, La fotografía olvidada, Reseteado, Canícula, Llamadas perdidas y Nada es lo que parece. Un tercer pilar serían las relaciones entre padre e hijo, pero de eso, mi psicoanalista no me permite todavía hablar...
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