21 de abril de 2024

 PESIMISMO PREVENTIVO: 

Muchas personas de mi entorno, alguna del especialmente cercano, me preguntan por qué me pongo siempre en lo peor. Y no es que me ponga, no es una certeza, es una prevención, de ahí lo de pesimista preventivo. 

Yo lo veo como una jugada de baloncesto a falta de dos segundos. Yo soy el entrenador, acaban de hacerle una falta a mi mejor jugador. Es final de temporada, y llega un 89% de acierto, hasta ahora, en los tiros libres. Si mete uno la prórroga estará asegurada; si mete los dos, el partido, haga lo que haga el equipo contrario en los segundos que le quedan, ganado. Y yo, en el tiempo muerto, me pongo en lo peor: nuestro jugador falla los dos tiros. He de preparar la estrategia justo para esa variable, le menos probable, pero la única que requiere de un plan previo para no abocarnos a un fracaso seguro. De eso se trata. No es que yo esté convencido de que mi jugador fallará, más bien al contario, estoy convencido de que acertará, pero tengo que prepararme para lo opuesto. Para ganar ya estamos preparados, porque no es necesario tener nada previsto más allá del respeto en la celebración, si la hubiere. 

Así vivo yo, en todos los tiempos muertos me pongo en lo peor. No es que tenga una seguridad plena, es que es la variable para la que más me interesa estar preparado. 

No hay comentarios: