19 de enero de 2022

 NO ES EL CAMINO:

Yo sé que en la cafetería del Congreso el lingotazo anda a un precio tentador. No sé si en el resto de recintos públicos de esta índole los precios invitan a confundirse. Lo digo por Alberto Cubero, el diputado de Podemos, que ha confundido el espacio de la comisión de Hacienda en Zaragoza con una barra de un bar. Tú, yo y él sabemos que una parte muy importante de la ciudadanía llama carapolla al alcalde de Madrid. Pero lo hacemos en nuestra intimidad seleccionada y siempre en un entorno controlado. Decirlo públicamente y siendo un cargo público, cuyas palabras son el altavoz de sus votantes, es una falta de respeto, primero para el interfecto; por baja calaña política que tenga el muchacho, es un ciudadano con el derecho al respeto mínimo. Y segundo para aquellos que con su voto pusieron a este hombre en la senda del cargo público y a los que debe respeto y un ejercicio sensato de sus funciones. Cuando para calificar necesitas descalificar, descalificas tu calificación. Esos comentarios que se los reserve al lícito espacio de sus amistades de barra de bar, que en lo público queremos gente con respeto. Y desde la izquierda, mucho más. 

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