27 de enero de 2022

 BRECHA DIGITAL: 

Me ha gustado mucho el artículo de este domingo de Rosa Montero en El País. En él habla de lo difícil que lo tienen las personas mayores para seguir el ritmo digital. Y cuenta un ejemplo de buena voluntad mal enfocado: han creado una app para que las personas mayores necesitadas puedan cubrir, con voluntarios, pequeñas necesidades del día a día, la compra, un cuadro a colgar, pasear una mascota, dar un paseo, algo de compañía. La idea es, desde una punto de vista aséptico: sublime. Salvo por un detalle, gran parte de los potenciales usuarios están fuera del rango por su incapacidad para manejarse con una app telefónica. Y es una falta de previsión que me trae a la memoria un suceso añejo. No me funcionaba el correo corporativo, vital para hacer mi trabajo, así que llamé a informática. Dime, Larrey, que duele. Pues mira, que no me funciona el mail. Anda, pues mándame un correo para que podamos abrir la incidencia y lo vemos...Todavía sufro pesadillas con esta respuesta, que es en esencia una cojera bastante común, la de ejercer, con bondad indudable, desde nuestra atalaya de conocimiento sin cuestionarnos lo que hay al otro lado. Hace falta empatía, esto es, levantarse de tu asiento y ponerte en el lugar del demandante a fin de ver si la resolución, ayuda, idea, que pones en el tapete es verdaderamente útil para él. La empatía es la clave de casi todo. 

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