15 de marzo de 2013

ENCAJONAR

He tenido una curiosa charla con un familiar que vive en Alemania via facebook, que me ha evidenciado, entre otras cosas, lo mal que escribo, porque mi familiar piensa que estoy en contra del uso de la bicicleta en las ciudades. Me ha dicho algo así como que "hablo como ellos", los enlatados, es decir, los que van en coche. Y eso me ha recordado lo mucho que nos gusta a los humanos agrupar, aglutinar, encajar, prejuiciar, segregar, en una palabra. Nos encanta clasificar a los seres humanos en grupos. Después solemos extrapolar el comportamiento individual al colectivo, como si el colectivo fuera en todos los casos un potente inhibidor de las voluntades particulares. Tomar la anécdota por la norma, la parte por el todo. Así si un taxista nos hace una pirula, es que los taxistas son...Si nuestra pareja sigue pensando que la escoba es un juego de cartas, pues es que los hombres son...o si nuestra pareja no nos escucha y nos ningunea, es que las mujeres son. Al final es la base del nacismo, para el que enjuicia como para el que es enjuiciado. Diluir la responsabilidad, esconder la voluntad en la presión del colectivo. Pero no es verdad, en la gran mayoría de los casos, por no decir todos, el individuo se comporta como un ente independiente y debería ser responsable de sus actos al cien por cien. Y sobre todo, que no extrapolen tan gratuitamente, porque yo, por ir en coche, no tengo la más mínima responsabilidad sobre lo que el resto de conductores sean capaces de hacer al volante. No me gustan los sectarismos. Trataré de educar a mis hijos en la primacía de lo individual, de su capacidad para decidir y hacerles entender que deberán responder siempre de sus actos como entes individuales, sin esconderse, ni parapetarse en la sombra de un colectivo. Y aun así, trataré de enseñarles que no hay colectivos malos per se, aunque si me preguntan por lo políticos no sé si podré mantenerme firme en esta premisa...

3 comentarios:

Der Cousin von Deutschland dijo...

Hola soy el familiar.

La moraleja de hoy, es no encasillar. Peques no lo hagáis en casa, si eso, en el trabajo entre correo y correo, cuando estéis aburridos.

Cierto, pequé. Me bajo a la cueva otra vez. Castigado!

Pero cuando los argumentos contra los ciclistas son los mismos que los de un grupo de personas que son bastante cuadriculados, y se repiten como un mantra, o se difama todo lo que no sea lo que uno cree mejor, una y otra vez...Con una gran falta de crítica.
Al final uno tiende a criticar al interlocutor, y no a los argumentos, porque la conversación no tiene futuro. Sin duda un craso error.
Uno se siente mal porque una conversación acaba con un cabreo online (algo bastante ridículo, la verdad). Típico mal De nuestro País. Donde la gente no sabe discutir sin cabrearse (alguien dice que cuando dos spanish debaten, parece un guerra civil). Estoy intentando curarme desde el extranjero.

No eres un enlatado. Lo retiro.

Eres el puto indurain con Casco. :D

Larrey dijo...

No dramaticemos, primo, de cabrearse nada. Esas energías para los políticos

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