20 de marzo de 2013

COHERENCIA

Me gusta el fútbol. Sí, lo reconozco. Y no sólo practicarlo, o el de base. No, no, me gusta ese deporte de señoritos engominados y multimillonarios que viven en mundos paralelos donde se puede correr a 200 kilómetros por hora. Entono el mea culpa. Veo partidos por la televisión, soy aficionado (garrafón, todo hay que decirlo) de un equipo e incluso leo la prensa especializada, aunque sólo sea por la red. Es más, reconozco que raro es el día que no abro el periódico impreso por la parte de los deportes. Y el 99% de las veces la noticia es futbolera, así que algo tendrá el agua cuando la bendicen. Eso no quita que dentro de mi cabeza haya estructuras lógicas suficientemente estables como para llamar a las cosas por su nombre. Y esto es una vergüenza. En el mismo día, que ya es ironía, releñe, me entero de que el Estado ha decidido quitar la financiación para la formación a médicos especializados en transplantes a aquellas comunidades que no hayan cumplido con el déficit; y por otro lado que el Deportivo de la Coruña FC debe, entre otros, a la Hacienda Tributaria unos 93 millones de euros. ¡¡¡ 93 millones de euros !!! Vamos, que si un médico no sabe por donde coser un corazón transplantado no importa, con que el Depor pueda retener a Riki nos conformamos. Y lo siento por los aficionados deportivistas, y quien dice deportivistas dice mallorquinistas, murcianos, toledanos o de donde sea. Esto es intolerable. Vale que cuando las vacas son gordas la vista también se atrofia, pero ahora que andamos con la tijera que no hay derecho que se le resista ¿cómo es posible que exista este paraíso fiscal dentro de nuestras fronteras? No soy de medidas drásticas, pero llegados a este punto cada club debería sanear sus cuentas con el Estado o estar obligado a vender, no digo ya a los jugadores, sino los asientos, el césped y hasta la última grapadora del club para ponerse al día. Es vergonzoso. Y si la Liga se disuelve, pues que se lo hubieran pensado antes. Ya la refundarán con criterios más lógicos, que no es otra cosa que un campeonante de empresas. Lo que no es de recibo es que alguien que debe a Hacienda estas cantidades este verano haga fichajes. Y si no los hace, cuando venda un jugador ahí debería estar el cobrador de Hacienda para llevarse el 99,99% del dinero de la operación para ir restando. Si quieren, por ser benévolos, que les perdonen los intereses de demora, que ya será un favorcito cuantificable. El fútbol es una cosa distinta al sexo anal. Vamos, que me gusta la pelotita, pero no que me den por culo. Pero ¿sabéis lo que más triste me pone? Que si Hacienda se pusiera seria y desmontara este circo de morosos, estaríamos todos en la calle con las camisetas de nuestros equipos en una catatarata de manifestaciones sin precendentes. Así somos, y así nos va.

1 comentario:

Vania dijo...

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Vania