17 de noviembre de 2022

 HUMILDAD, PROPÓSITO DE ENMIENDA...¡Y A TRABAJAR!

Algunas veces se me enciende la lucecita y hago una herramienta que permite a mis compañeros reducir el tiempo de una tarea determinada. La reviso y la pongo en común. Si ellos me trasladan que da error, que el resultado no es el esperado, aunque sé que la variable es posible, por humildad les digo que dejen de utilizarla, que me reporten los errores y que le echaré un vistazo para ver por qué falla. Ahí va el propósito de enmienda. Y sé que hay una parte de responsabilidad en el usuario final, pero yo, como dueño, por así decirlo, de la herramienta, ya cuento con ella, por lo que trabajo para reducir la variable error final, o error humano. Esa es, para mí, la manera lógica de trabajar. Y eso me hubiera gustado del Ministerio con la ley del sí es sí. Tenía muy buena pinta, pero resulta, cosas que pasan, que cuando entra en vigor, no sólo el resultado no es el esperado, sino que llega a ser contraproducente. Lo lógico hubiera sido la humildad, vamos a revisar inmediatamente que ha podido pasar, el propósito de enmienda, para mejorarlo y ¡a trabajar en ello! Pero no. Yo, que defiendo que no son todos iguales, cuando veo que el empedradismo (culpar al empedrado) cunde aquí y allí, a izquierda y derecha, estoy tentando de rendir las naves y echarme el pito al bolsillo. Los jueces son machistas en un porcentaje alarmante, sí, Irene, pero eso ¿no lo sabías? Como mínimo hay algo que desde el Ministerio se tendrían que hacerse mirar: si no contaban con que la ley sería utilizada por esa parte rancia de los jueces que todavía habitan nuestra judicatura o por abogados que buscarán lo mejor para su defendido, es que pecan de una ingenuidad tal que los deslegitima para las funciones que están desempeñando. Ese daño ya está hecho, ahora...¡a trabajar!

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