13 de noviembre de 2022

 LALO EL IRREDENTO: 

Como me costaba ponerlo en mi boca, he decidido hacerlo en la del señor Tera, de nombre Lalo. Lalo será un irredento optimista, ni más ni menos que el protagonista del chiste de aquellos padres que cansados del optimismo de su hijo deciden regalarle mierda de caballo y el optimista sale corriendo por los pasillos en busca del maldito equino. Pues aquel niño que no encontró al caballo se ha hecho mayor, sin perder su perenne optimismo. Aun no tiene hueco en una de mis novelas, por eso calienta en la banda. Como yo soy el Simeone de los párrafos, o el Carleto de las frases (por no herir sensibilidades) estoy en la zona técnica, viendo como lo hace. Se acerca a mí y me dice ¿sabes que todos somos unos ganadores de cojones, y nunca mejor dicho? Tu versión espermatozoide le ganó la carrera, como mínimo, a cuarenta millones de cabezones de cola nerviosa. El ganador del maratón de Nueva York vive empalmado por llegar el primero de menos de cincuenta mil...hazte una idea. Y ha seguido calentando. Quizá el lunes, cuando algún iluminado o iluminada, que para esto sí que hay paridad, en el trabajo me amargue la existencia tratando de minar mi ego, yo trate, a su vez, de comprarle el argumento a Lalo, que seguirá calentando en la banda...

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