3 de noviembre de 2012

MÁS ALLÁ DEL EXODO (EL POETA DE GUARDIA)

CAMBIO DE HORA



Cuando despierto, el mundo

no es más que un yermo hirsuto

sin luz, calor ni cánticos, inmóvil;

un mar deshabitado sin minutos,

urdido con pingajos de salitre.

En el sinfín oscuro en que me arrastro

sin un astro celeste que me sirva

de norte en el camino hacia los límites, visto de estricto luto por mis sueños:

no soy más que un espectro

invisible en el centro del vacío.

¿Qué horas son ya? ¿Las seis? ¿Las siete? ¿Cuándo vendrá una llama a darle agua a mis náuseas, a esta resaca espesa en que me ahogo tras secarse la fuente donde, limpia, manaba embriagadora la esperanza?

En la desolación,

palpando entre las piedras, busco un libro.

Lo abro: se hace la luz;

miles de voces tenues cuchichean:

“Esto es un espejismo, ya no hay tiempo”.

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