2 de noviembre de 2012

AVALANCHA

Somos muy toreros. Y en esto de legislar también. Sólemos hacerlo todo a toro pasado. Cuando ocurre algo siempre nos preguntamos por qué no se hizo tal cosa, cuando la pregunta es por qué no nos hicimos antes esa pregunta. Legislamos previa tragedia. Y tal vez la clave está en que nadie suele asumir responsabilidades, y eso lo saben los políticos cuando toman sus decisiones. Y como ciudadanos nos gusta criticar a las autoridades. Yo el primero. Y tal vez, en la tragedia ocurrida en la fiesta de Halloween (Madrid Arena), se podían haber evitado algunas circunstancias de riesgo, como controlar el acceso de elementos peligrosos como la bengala que parece fue el detonante del desastre. No tengo muchos datos, más allá de la tristeza que me invade de imaginarme las noches que van pasar los padres de las fallecidas. Como padre esa empatía me supera. Una de las cosas que se han cuestionado es la decisión de no suspender la fiesta. Desde mi profano punto de vista salvó vidas. Que miles de personas hubieran sido evacuadas por una emergencia, por muy suave que fuera ésta transmitida, hubiera generado un pánico excesivamente arriesgado. Y si no hubiera resultado creible, probablemente hubiera generado protestas, incluso muy violentas, por dar por terminada una fiesta antes de tiempo. Todos sabemos como se comportan ciertos jóvenes alcoholizados y/o drogados cuando se les niega el derecho a seguir festeando. Puede que tilden de insensible o de arriesgada la decisión, pero yo creo que fue inteligente, al menos si se hizo por asegurar la salud de las personas que hubiera dentro. Si se hizo por ahorrarse otro tipo de problemas (como devolución del importe de las entradas) ya no me interesa tanto saberlo.

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