10 de octubre de 2022

 PROFESIONALES: 

No sé si los libros refraneros llevan fotos adjuntas, pero si quieren un ejemplo para uno de ellos, que me pongan a mí en el de "aprendiz de mucho, maestro de nada". En el aspecto creador, diría que incluso en todos los ámbitos, no me considero experto en nada. Chapurreo la guitarra, chapurreo la escritura, chapurreo la edición de videos...pero no soy "bilingüe" en ninguno. Admiro a los profesionales, en cualquiera de los campos. Y son ellos los que me hacen evidente mi nivel. Os pongo dos ejemplos benignos, que en ambos casos me hicieron sentir bien. Me ha ocurrido con mis amigos músicos, por ejemplos los hermanos Corral (guitarrista, percusionista y violinista). Hace años en El trastero tuvimos un concurso de cuentos y el primer año me atreví incluso a organizar una fiesta de entrega. Pues para amenizarla me echaron una mano con sus instrumentos y me dejaron participar en algunas piezas con la guitarra. Fue abrumador sentirme arropado por su profesionalidad, que mis acordes torpes encajaran con sus dedos profesionales, además de evidenciar nuestra distancia, me hicieron sentirme por unos segundos músico. Como fue efímera esa sensación, no me costó el regreso al garrafonismo que me caracteriza, siendo consciente de mi lugar entre las notas. Me pasó algo parecido con mi amiga Ana. Quería hacer un video motivador para la semifinal del campeonato de Madrid que jugaba el equipo de mi hijo. La música, la idea, las imágenes las hice yo...pero como quería darle un puntito superior, le pedí a Ana, profesional en esto, que le pusiera voz al texto. Su voz se elevó por encima de mi creación, arrastrándola cerca del profesionalismo. Incluso algunos pensaron que había "robado" partes del video. 

Da gusto crear con profesionales, aunque te hagan sentir pequeño. Desde esa pequeñez también se puede disfrutar. 

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