7 de septiembre de 2022

 


LOS EXCLUSIVOS NO SE ENTERAN: 

Le preguntaron a un jugador, uno de los mejores del momento, quizá el más deseado, por el que algún club pagaría el producto interior bruto de Burundi, que si como concienciación ecológica y teniendo en cuenta su ascendencia, en especial sobre los jóvenes, estarían dispuestos sus ilustrísimas estrellas del fútbol a cambiar el jet privado por el tren. Respondió como si cualquiera de nosotros nos acercáramos a un grupo de adolescentes a un banco de un parque y mientras terminan de liarse el cuarto porro les preguntáramos si estarían dispuestos, por dejar de contaminar, a abandonar su habito de endulzar el tabaco. Con la diferencia, eso esperamos, de que la risa, en el caso del jugador, no tenía el atenuante de sustancia sicotrópica alguna. 

Y creo que es de agradecer que algo tan plausible como una risa incontenible (de la ironía del entrenador hablamos otro día) ponga a cada uno en su sitio. Viven en otro mundo. No necesitan reservar en grandes restaurantes, no tienen que esperar la cola en la frutería, no miran el precio de los libros a principio de curso, no valoran si ir a un lugar o a otro del mundo de vacaciones, no tienen que compartir transporte público, ni buscar aparcamiento, ni esperar seis meses para tener el único coche de la familia, o no tener ninguno mientras el único que está semanas en el taller, no remiendan la ropa, no miran la cuenta a final de mes (salvo para regocijarse), no negocian con su proveedor telefónico una rebaja, ni se arrodillan para limpiar sus propias salpicaduras de pis. No, no hacen nada con el resto porque tienen otras necesidades. Viven en un micro mundo donde, me perdonaréis como siempre la cojera, la palabra conciencia se usa más bien poco. Así que hablarles de ecología es como preguntarle a un león por los derechos de una gacela...perder el tiempo. 

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