5 de febrero de 2013

BARCENAS Y LOS DEMÁS

Bárcenas dice que todo lo que está pasando con los papeles es mentira. Y que el dinero que apareció en Suiza fue ganado honradamente. Al tiempo, reconoce que se acogió a la amnistía fiscal. La pregunta es sencilla: si lo ganó honradamente ¿para que tiene que regularizarlo con una amnistía? Debe ser que en ciertos sectores económicos la legalidad está más bien vinculada a un concepto moral, por no decir amoral, que implica la adecuación de los tipos impositivos al gusto del consumidor. Si es mucho lo que hay que pagar por hacerse rico, pues saco la pasta por la cara B, y ya veremos después, esquiando. Eso parece ser que, aun siendo ilegal es, desde el punto de vista de gente como Bárcenas, honrado. Para honradeces como estas prefiero yo a los asesinos en serie. Y dice, además, que todo es un montaje de quien no puede llegar al poder de otro modo que mediante la mentira. Y eso me recuerda los tiempos en los que Rubalcaba conspiraba con ETA para hacer volar unos trenes, haciendo creer a todos que habían sido los radicales islámicos y así que ZP ganara las elecciones. Todavía los hay que piensan que eso es cierto. Estos deben de estar convencidos de que Rubalcaba es el mismo demonio y que por las noches cena niños. Seguro que piensan que detrás de la red de robo de bebés estaba el candidato de la oposición, y que la muerte de Sor María tiene su firma, porque la pobre marioneta religiosa estaba a punto de cantar y Rubalcaba tuvo que matarla con sus propias manos. Y como de todos es sabido sus contactos en la cúpula policial, gobierne quien gobierne, estos se encargaron de ocultar un crimen más de Perez Evil Rubalcaba. Y mientras tanto, creo que en el PP todos se irán de rositas y que aunque las cosas, como dice don Mariano, son absolutamente falsas menos alguna que otra cosa, nadie va a pagar por esto. Porque en España a la cabeza de turco se le llama Asesor en Telefónica. Esto no es más que el marxismo puro y duro: la parte contratante de la primera parte, se la lleva doblada igual que la parte contratante de la segunda parte. Y aquí paz y después Cospedal.

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