PRIVATIZAR LA SANIDAD

Este gobierno (nacional y sobre todo regional) nos vende la moto y lo que es peor, nosotros la compramos por un puñado de votos. Argumentan que la privatización de la sanidad no va a afectar en absoluto a la calidad del servicio, que debe seguir siendo universal como Papa Noel vendrá tirado por su renos en algo más de un mes. Bien. Aceptamos barco. Todos sabemos, y los que trabajamos en campo privado mucho más, que una empresa sólo se mueve por una premisa fundamental: el beneficio. Y nos guste o no es lo que hay. Las gallinas que entran por las que salen, si salen más de las que entran, malo. Si no hay beneficio no hay empresa, sino ruina y desaparición. Por tanto las empresas que asuman esta gestión hospitalaria van a sacar beneficios o no les interesará el trueque. Si estas empresas consiguen su objetivo de rentabilidad manteniendo la premisa de la moto vendida, y no bajan la calidad, les daremos la razón. Yo el primero. Pero no antes sin hacer una reflexión bastante sencilla e interesante ¿cómo es que una empresa privada ha logrado hacer rentable una actividad deficitaria cuando ésta era gesitionada por el estado sin que redunde en una bajada de calidad del servicio? De la respuesta que nos den dependerá lo que piense de ellos. Mienten y la calidad va a bajar, y si hubiera de apostar dinero ahí pondría yo mis fichas. Y cuando hablo de bajar la calidad incluyo la calidad de vida de los trabajadores sanitarios, que ya sabemos como funciona la tijera salarial en este país. Otra opción es que ya fuera rentable cuando pública era su gestión. O la más interesante, que no fuera rentable por la ineptitud de los digirentes políticos. Pero es curioso, es como si yo le fuera a mi jefe y le dijera mira, si contratamos a esta empresa privada harán mejor mi trabajo que yo y nos saldrá más barato ¿qué haría mi jefe? echarme a la puta calle por inepto. Pues que cunda el ejemplo. Y mientras tanto asumamos lo que es evidente: el Estado ha de cubrir muchas actividades deficitarias, como lo son la sanidad y la educación. Porque cuando se habla de rentabilidad nunca se pone en la balanza del haber el beneficio global que recibe el pueblo, sino el contante y sonante. Pero un pueblo sin salud y sin educación será siempre un pueblo pobre por muy rico que sea.