5 de octubre de 2012

MI AMIGO NONO Y LA PUNTUALIDAD

Nono es mi mejor amigo. Mi alma gemela. Con dos hermanas el hermano que nunca tuve. Somos del mismo barrio, de la misma altura, a los dos nos tira más el flamenco que el pop, maduramos entre callejuelas y tragos de DYC y no voy a decir que nos gustan las mismas mujeres...pero las madres de nuestros hijos son dos preciosidades morenas con las que no nos hemos casado. Y sobre todo, los dos somos unas personas extremadamente puntuales. Tanto, me he dado cuenta más de 25 años después, que buena parte de nuestra amistad se cimentó en ese pequeño detalle. Y vosotros diréis que con tantas coincidencias, no sólo era lógico que congeniáramos, sino que la puntualidad puede ser un detalle más, no el determinante. Pero veréis, cuando uno es puntual y queda con la gente que no lo es tanto, su gesto más común es el de esperar y mirar el reloj. Pues cuando coincides con alguien como nosotros, que lleva la puntualidad por bandera, porque sí, por convencimiento, porque es una falta de respeto ningunear el tiempo de los demás pensando que ellos pueden esperar porque tus cosas siempre son más importantes, cuando te juntas con alguien así, esperas, sí, pero ya es otra cosa, porque no es lo mismo esperar solo que hacerlo con un amigo que usa tus mismas zapatillas, madridista gruñón como tú, que prefiere un buen ali up a una rabona, y, sobre todo, que sabe apreciar el sabor de una caña bien tirada sazonada con una buena conversación. Esperar con este guión ya es otra cosa. Así que, a mí, aunque sólo sea por eso, ya me ha merecido la pena ser puntual en la vida. Hoy, curiosamente, hemos quedado a comer con los amigos de siempre, a eso de las tres, no dudéis que a las dos y media ya estaremos mi amigo Nono y yo tomando unas cañas, y esperando...

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