3 de septiembre de 2024

 ES TRISTE PERO...

Ayer sacaba a mi perro a última hora de la tarde. Tenemos cuatro o cinto rutas rutinarias, valga la aliteración. Elegí un paseo de unos 45 m por un descampado (ex bosque...). A mitad de camino me crucé con otra persona (mujer) con otro perro. Ella veía. Yo iba. Pero ante mi sorpresa, giró a la izquierda, iniciando la ruta que tenía yo prevista. Por tanto, si yo seguía, iba a ir tras ella, apenas a un par de metros, durante, como mínimo, un kilómetro. No me pareció buena idea. Así que, sin intención de cambiar el camino previsto, ralenticé mi paso, disfruté unos minutitos del olisquear del peludo, del atardecer en ciernes...hasta que la distancia del perro y su dueña fuera razonable. ¿Por qué lo hice? Porque me imaginé que para una mujer ir delante de un hombre al atardecer por un descampado, que por mucho que intenten que recupere su estatus de bosque, es un descampado de manual, no hubiera sido para nada agradable. De hecho, aun en la distancia creada, la pobre miró media docena de veces para tenerme controlado. Yo no era, ni mucho menos, un peligro de facto para aquella mujer. Pero lo era, por ser hombre, en la teoría. Es triste, estoy contigo, pero es lo que hay...

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