27 de marzo de 2012

STANISLAVSKI FUTBOLERO

El otro día en el patio del colegio departía con una mamá mientras los pequeños jugaban con su asombrosa habilidad para no chocarse. En un espacio de apenas 40 metros cuadrados tenían lugar dos rescates, un pilla pilla y tres partidos de fútbol. En un momento determinado uno de los chavales, de entre ocho a diez años, recibe una falta y se lanza al suelo en tremendas volteretas. Su gesto es de evidente dolor y tendido da vueltas hacia la izquierda y hacia la derecha. Una mano sobre la pierna "herida" y otra al aire, pidiendo la entrada de las asistencias. La mamá que está a mi lado se levanta como un resorte al grito de "ay madre, que se ha hecho daño ese niño". Yo, que es evidente que he jugado y visto más fútbol que ella, la tranquilizo. Verás, si de verdad te has hecho daño en una pierna, lo último que te apetece es dar vueltas sobre ella. A los cinco segundos el muchacho se levanta, divertido, y sigue jugando. Esto, que es anecdótico, me hizo pensar. Hay una escuela de fútbol, de la que hemos visto grandes maestros de todos los colores (Buyo, Salgado, Futre..) más vinculada al método Satanislavski que al deporte, que tiene en la exageración del dolor su modus operandi. Sigue habiendo grandes maestros en activo. Aunque los hay en todos los vestuarios, mis favoritos son Alves, Di María y Busquets. Es gente a la que le hagan la falta donde se la hagan, siempre le duele, y mucho, el tobillo o la cara. Y se retuercen en el suelo hasta que llega la cura infalible: la tarjeta al contrario. Si es una roja la recuperación es milagrosa. Siempre he pensado que la trampa forma parte del juego, es verdad, pero ahora que el psicótico de Mou anda haciendo su otro teatro, el de fuera del campo, me doy cuenta de que hay un daño colateral, porque el mensaje cala en los pequeños. Ellos aprenden de sus ídolos, y no sólo los regates, sino los gestos chulescos, los flequillos, los cuellos altos...y las mentiras, el teatro, esconder la mediocridad bajo el error arbitral, echar la culpa de todo a los demás...hay que tener cuidado o crecerán pensando que el deporte no es un espacio para la dignidad, el esfuerzo y la honradez.

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