21 de marzo de 2012

EL MONSTRUO DE LA NOCHE

Imaginad lo siguiente: mitad de la noche. Cuando mejor tenéis el sueño agarrado por la almohada. Morfeo os mece en suaves ronquidos y de golpe se enciende una luz. Puede ser una luz tenue que te arranca del sueño poquito a poco, o una luz rotunda y blanca que abre tus párpados a zarpazos. Después un susurro. O tal vez una voz más severa. Una mano que os palpa las nalgas, varias veces y asiente, o maldice. Y unos brazos poderosos que os arrebatan del idilio con las sábanas. Sin mediar negociación alguna, sin posibilidad de réplica, ese ser mitológico, que os saca cuatro cabezas, os eleva por los aires y os obliga a un abrazo. Y tú te dejas llevar. Es eso o luchar a varios metros de altura, con el riesgo de morir en la caída. Ese ser te lleva a otro lugar, que te resulta familiar, pero que no logras reconocer. Sus paredes son blancas. Entonces te quita los pantalones y te sienta sobre una enorme superficie blanca y fría. Tienes miedo de caerte. Los pies te cuelgan y el suelo parece a millones de kilómetros de distancia. Te agarras porque te han sentado sobre algo hueco, parece una enorme taza y temes que te absorba. El gigantesco ser se arrodilla y se pone a tu altura, muy cerquita, sus ojos junto a los tuyos y te susurra "haz pis, cariño, haz pis".
¿Os lo imagináis? vuestros hijos sí...

2 comentarios:

Jésvel dijo...

La verdad es que tiene que ser terrorífico...

Didac Valmon dijo...

qué terror..