-No pongas esos ojos, sabes que no lo soporto, me derrites y ya no sé lo que me digo. No hace falta que me lo vuelvas a contar. Nos conocemos, hace tanto ya mi vida. Sé lo que piensas de estas mujeres ¿cómo las llamas tú?¿de vida alegre? Que graciosa eres. Sé que te da asco pensar que yo puedo encontrar en ellas consuelo. Y no es consuelo lo que busco y mucho menos lo que encuentro. Es algo más físico, química pura, vasos que rebosan y deben canalizarse. ¿Eres consciente de que no hay amor? ni cariño, pura gimnasia. Como cuando quedaba con Cesar para jugar al tenis. No siento nada más allá de eso. Bien lo sabes, me conoces. No me mires con esos ojos, no soportaría que te sintieras decepcionada. Esto lo hago porque creo que es lo único que puedo hacer ¿Qué esperas, que salga a la calle a buscar el amor? Sabes que eso jamás podría. Esta es la única forma de que al menos mi cuerpo encuentre consuelo y me deje un poco tranquilo. Él tiene sus ritmos, yo los míos…- deja la foto sobre la mesilla, después del tierno beso. El frío cristal le recuerda la ausencia.- Buenas noches, cariño. – Cuando apaga la luz sabe que tendrá los mismos problemas para dormir de siempre, desde hace más de diez años.- Mañana sería tu cumpleaños, mi vida…
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