Joaquín tenía un año menos que yo. Vivía en el tercero yo en el quinto. Éramos buenos amigos. Y lo más importante para esta historia: sus padres estaban divorciados. Era como lo de quedarse en el comedor, te dotaba de un halo de misterio inmediato. Ese divorcio infería a su pasado una interesante cicatriz que nos decía a todos yo he vivido. Su madre era como todas las demás. Su padre en cambio era todo intriga. Venía poco y cuando lo hacía solía traer regalos que tenían siempre un beneficio colateral para los que éramos sus amigos. Era una especie de rey mago apócrifo. Pero jamás hablábamos con él de sus padres. La sinceridad a aquella edad se limitaba a te he robado un cromo o me gusta tu prima. Poco más. Un día entré en su casa y pasé por una de las habitaciones. Él dormía con su hermana en otra más grande, su madre en la habitación de matrimonio y aquella tercera tenía un cama y jamás entrábamos en ella. Por alguna razón lo hicimos aquella noche. Oye, le dije, ni corto ni perezoso, ¿aquí duerme tu padre cuando viene? Os prometo que en el momento no sentí aquella pregunta como algo incómodo, como una invasión o una osadía, me pareció lo más natural del mundo. Ha sido con el tiempo, que se ha quedado ahí como los posos de un café, cuando me di cuenta de lo incómodo que debió ser para él. Se limitó a decir No. Un no seco que fue suficiente para mí. No buscaba más. Ahora, pasados los años, sí que creo que quería decirle algo más, tal vez con esa pregunta le estaba diciendo sé que tus padres ya no se quieren, que es duro, ¿por qué nunca hablamos de ello? Pero no lo hicimos. Hace unos días me vi perfectamente reflejado en mi hijo mayor. Fue a un cumpleaños donde había niños que no conocía. Hizo buenas migas con uno de ellos, rubio, muy rubio. Sus padres estaban allí y eran morenos, muy morenos. Así que mi hijo le preguntó, como el que pregunta en qué calle vives o cual es tu color favorito...¿eres adoptado? Supongo que dentro de 30 años mi hijo se sentará en lo que sea que haga las veces de ordenador en el año 2043 y empezará una historia diciendo “no conocía de nada a ese niño rubio…”
1 de mayo de 2013
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