LA CASA:
No creo en nada que empiece por eso y termine por térico. Pero sí que creo que los objetos y los espacios despiertan en nuestro cerebro tormentas en una u otra dirección que en algunos casos son especialmente enconadas. Inmersos ahora en un cambio vital (de casa), en el proceso hemos vendido la que fue nuestra primera morada, hará ya camino de 23 años. Un pisito en Carabanchel donde fuimos muy, muy felices y donde, sobre todo, nacieron y vivieron sus primeros años nuestros hijos. El domingo pasé por última vez entre sus muros. Al día siguiente tendría un nuevo propietario. Esas paredes esconden mucho, la madera de los armarios saben tanto de buenos y malos momentos. Importa poco que durante la última década haya sido otra familia quien haya morado dentro. Mientras me despedía, tocando las paredes, emocionado, de verdad, mucho, por eso digo que sin creer en lo esotérico creo en la capacidad de comunicación de los espacios, llegaron a mi tantos recuerdos que lo último que dije, antes de cerrar la puerta, fue: gracias.
Adiós amiga, espero que quien te more en lo sucesivo, te cuide tanto como lo hicimos nosotros en su día, y lo hicieron Y & C en los últimos 10 años...
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