14 de febrero de 2022

 REALIDAD SESGADA: 

Todas las mañanas hago ejercicio en casa. El teletrabajo trajo también los tele burpies. Así que la rutina es que me levanto, (mejor no preguntes la hora) cojo agua, el móvil para escuchar la radio, saludo al peludo, que se queda tan tranquilo, y me lanzo a sudar. Siempre la Cadena Ser. Cada uno es de sus cojeras. El caso es que el perro permanece tranquilo, sabiendo que no hay comida hasta que yo termine. Eso sí, en cuanto apago la radio porque la parte del sudado ya termina, empieza a lloriquear reclamando el desayuno. Esa verdad es para mí inmutable. Lo vivo en primera persona todos y cada uno de los días...El problema está en la realidad que hay más allá de nuestra propia realidad. Mi pareja me ha confirmado que el perro empieza a lloriquear bastante antes, muy educado y respetuoso, pero plausible, solo que yo, mientras le doy a la bici o me torturo con las abobinables, digo, abdominales, pues no lo escucho porque tengo la radio y la atención puesta, todo hay que decirlo, en no perder el resuello. Solo lo escucho cuando la sesión ha terminado. Es importante tener siempre alguien al otro lado para que te haga ver que tu realidad es una, propia, no necesariamente errónea, pero desde luego que no universal per se. 

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